La lucha contra el coronavirus está suponiendo un impacto sin precedentes en los ámbitos económico y social, pero también influirá decisivamente en la lucha contra el cambio climático aportando mejorías ambientales en el corto plazo (reducción de la contaminación del aire, de las emisiones de C0₂, etc.)

La primera decisión importante que se ha tenido que adoptar ha sido la anulación de la Cumbre de Cambio Climático (COP26) que se iba a celebrar en el mes de diciembre en Glasgow, entre otros motivos, por la imposibilidad de celebrar las reuniones preparatorias que tenían que comenzar estos meses. Tras la falta de avances significativos en la COP25 de Madrid de diciembre de 2019, la cita en Glasgow resultaba de importancia capital, pues este año entra oficialmente en vigor el Acuerdo de París aprobado en el año 2015.

Además, el impacto económico a nivel mundial de la crisis sanitaria será de tal envergadura que el calentamiento global pasará a un segundo plano en las agendas políticas internacionales y nacionales. Algunos expertos ya calculan que esta crisis va a suponer un retraso de una década en la lucha contra el cambio climático. Además, se espera un repunte rápido de las emisiones y de la contaminación del aire en cuanto se vuelva a la actividad normal tras el confinamiento.

El Gobierno de España presentó el pasado 31 de marzo la actualización de su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030. Este Plan define los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, de penetración de energías renovables y de eficiencia energética. Determina las líneas de actuación y la senda más adecuada y eficiente, maximizando las oportunidades y beneficios para la economía, el empleo, la salud y el medio ambiente; minimizando los costes y respetando las necesidades de adecuación a los sectores más intensivos en C0₂. Es un documento que debe presentarse a la Comisión Europea para su evaluación.

Sus principales objetivos son:

• 23% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990.
• 42% de energías renovables sobre el consumo total de energía final.
• 39,5% de mejora de la eficiencia energética.
• 74% de energías renovablesen la generación eléctrica.