La entrevista con Cristina Garmendia, presidenta de COTEC, y Óscar Martín, Consejero Delegado de Ecoembes, se desarrolla en el centro de Madrid. En un año de cambios vertiginosos, la conversación entre ambos es pausada, y subraya desde diferentes ángulos el potencial que como sociedad tenemos para aprovechar todos estos cambios si trabajamos en equipo. Hablamos de cómo estamos despertando como sociedad ante el reto de reducir nuestro impacto en el entorno. Del modelo de alianzas y su potencial multiplicador. Son muchos los retos que unen a ambas organizaciones, que tienen la colaboración en el centro de su misión. La innovación y la economía circular están también en el centro de este diálogo, que transcurre entre desafíos globales y dilemas compartidos.

Carlos Martí, director de la revista Ciudad Sostenible. Llevamos unos años generando agendas, y hojas de ruta, que han convergido en la llamada “Agenda 2030”. Tenemos en este 2017 la sensación de tener hecha la agenda, ahora toca implementarla. ¿Cómo valoráis esa visión 2030? ¿Creéis que estamos reaccionando a la velocidad adecuada?

Cristina Garmendia, Presidenta de COTEC Antes de valorar esa velocidad, me gustaría subrayar un paso previo a la implementación: tenemos que apelar a nuestra responsabilidad, pero hay que tener claro que si no es por responsabilidad, es por interés económico. Existe, por ejemplo, una gran oportunidad económica detrás de la Economía Circular; necesitamos ilusión y emoción para liderarla, para ser un país ejemplar en su desarrollo.

Oscar Martín, CEO de Ecoembes. Tenemos que ser conscientes de la magnitud del desafío: estamos hablando de la peor crisis a la que nos enfrentamos como especie. Y es el momento de la acción. No hay tiempo de planes, tenemos que actuar sin dilación. Sin embargo, hay algunos elementos potentes para gestionar esa incertidumbre, uno de los cuales es la oportunidad económica que como dices, es espectacular.

CG. Estamos hablando de más de 400.000 empleos en la Unión Europea y unos 52.000 en España…       

OM. Esto supone, para hacernos una idea, entre el 2 y el 4% del PIB.  Los escenarios y proyecciones de organismos internacionales de referencia como la Fundación Ellen MacArthur o el Foro Económico Mundial indican que de aquí  a 2030 este modelo puede generar un beneficio de 1,8 billones de euros en el conjunto de la Unión Europea, lo que supone 0,9 billones más que el actual modelo de economía lineal. Con estas cifras espectaculares en cuanto al potencial de creación de empleo o impulso del tejido industrial, ¿cómo nos estamos planteando el no actuar? Tenemos muy buenos mimbres para poder acertar, entre ellos la gestión inteligente de la información, como sistema de alerta temprana del cambio, y la capacidad de generar alianzas, la mejor fórmula para abordar retos complejos.

CG. A nosotros en COTEC nos llaman, como Think Tank de innovación, muy habitualmente, para “predecir el futuro”. Lo que tenemos claro, y esto es una gran conclusión, es que no tenemos ni idea de lo que nos depara el futuro. Pero también lo es que podemos y debemos influir en ese tránsito. En COTEC observamos 3 grandes transiciones en las que estamos inmersos ahora mismo: de lo analógico a lo digital, de lo lineal a lo circular y de lo tangible a lo intangible, las tres tremendamente conectadas. En la tercera, que tiene que ver mucho con las dos primeras, lo importante es cuánto tiene que recorrer el sistema financiero para que la inversión en intangibles se consolide como tendencia. Lo que le da sostenibilidad a la cuenta de resultados no son los edificios, no son los equipamientos: son los intangibles. Es el software, la I+D, la reputación, la marca, los datos, los procesos, la cultura. Es en eso en lo que hay que invertir y eso es lo que marca la diferencia.

OM. Es capital entender bien e integrar en las empresas estas macro tendencias como es el caso de la economía circular, el mayor cambio sistémico de nuestros días. Y además, es algo que los consumidores están pidiendo.
CG. Sobre todo la gente joven, que está tremendamente concienciada, y lo exige y lo consume así. Y nosotros estamos teniendo que aprender, hemos aprendido que nos tocaba enseñar pues resulta que seguimos aprendiendo.

OM. La educación es desde luego una herramienta para crear una sociedad más libre y una sociedad que realmente sea mucho más reivindicativa y proactiva en ese sentido. Por eso creo que es necesario replantearnos una estrategia integral dentro del marco de la educación de sostenibilidad en nuestro país, porque es la oportunidad de tener una cantera de jóvenes realmente inquietos por este tema. Esto que acabas de comentar, esa generación realmente preocupada supone una gran oportunidad que no debemos dejar pasar para cambiar las cosas.  Cualquier estrategia de sostenibilidad debe considerarse como una estrategia de comportamiento.

“Existe una gran oportunidad económica detrás de la Economía Circular; necesitamos ilusión y emoción para liderala”

“Es necesario replantearnos una estrategia integral dentro del marco de la educación de sostenibilidad en nuestro país, es una oportunidad de tener una cantera de jóvenes ralmente inquietos por este tema”

CM. La Economía Circular implica la transición del sentido de la propiedad al sentido de lo compartido, del uso, ¿cuáles creéis que son los principales avances y barreras a las que se enfrenta este paradigma?

Yo creo que para implantar con la celeridad que necesitamos la Economía Circular la principal barrera es la educación. Tenemos la capacidad tecnológica, pero necesitamos capacitar a las personas para abordar todo este potencial. Los ciudadanos son actores clave en el nuevo paradigma circular. Hay un recurso escaso y crucial que hay que administrar muy bien y del que casi nunca se habla: la capacidad de esfuerzo del ciudadano. La conciencia ambiental está creciendo, pero su capacidad de esfuerzo es limitada. A la gente le cuesta aceptar cambios de comportamiento. Por tanto, hemos de reservar esa limitada capacidad de esfuerzo para movilizarla en acciones realmente relevantes desde el punto de vista ambiental.

Yo añadiría, por un lado, una coherencia normativa, un marco jurídico estable y homogéneo a nivel municipal, autonómico y nacional y, por otro lado, indicadores. Yo creo que mejorar el indicador siempre es un incentivo, sobre todo para las administraciones públicas. Por último, hacen falta nuevos sistemas de financiación que incentiven la colaboración público-privada.

OM. Completamente de acuerdo. Para acometer exitosamente un cambio económico y social tan profundo será necesaria una enérgica orientación política y legislativa que sitúe a la circularidad en el centro de cualquier toma de decisiones. Ese papel de señalar los objetivos, marcar los tiempos y definir las reglas para orientar los esfuerzos de todos. Necesitamos además potenciar la colaboración público-privada, que todavía tiene que ganar en confianza, que tiene que legitimar la propia ciudadanía y la Administración. La parte privada, para realmente ganarse la legitimidad por la parte pública, tiene ser mucho más transparente, y tiene que entrar de lleno en el concepto de rendición de cuentas. Los planes de transparencia tienen que ser una obligatoriedad en las compañías y tienen que ser una palanca que rompa esta barrera de lo público-privado. Nosotros nos hemos puesto en marcha con un Plan de Transparencia Activa, con un Panel de Consulta mediante el cual vamos contrastando con expertos cómo estamos avanzando.

CM. Es necesario que el ciudadano lo exija.

El éxito de la implantación de cualquier modelo económico, en este caso como el que queremos buscar de la economía circular, está en manos del ciudadano. Yo creo que el mayor acto de confianza, más importante que el acto de votar, es el de consumir, y ese está en manos de los ciudadanos. Bajo el lema ‘cerrar el círculo’, el objetivo es impulsar la competitividad, crear empleo y, como no podía ser de otra manera, generar crecimiento sostenible.

CM. ¿No os parece que, en este proceso de transformación global del que estamos hablando, el propio mundo de las alianzas también está cambiando en sí mismo? Los modelos de alianzas que había antes se han quedado algo caducos.

OM. Como sociedad tenemos que aprender que vamos a ser muchísimo más fuertes si en lugar de competir continuamente, somos capaces de pasar a compartir. Compartir información, compartir ideas, compartir proyectos… Creo que la sociedad está dando los pasos y estamos en una sociedad mucho más colaborativa. En nuestro caso tenemos claro que es imposible hacerlo solos: creemos que el futuro pasa sí o sí por entender que la clave está en las alianzas. En 2017 hemos estado muy activos en la creación de nuevas alianzas, llegando a acuerdos con SEO Birdlife para el proyecto Libera o con Fundación ‘la Caixa’ para el proyecto de inclusión socio laboral ‘Reciclar para cambiar vidas’.

CG. Bertrand Russell tiene una frase que lo ejemplifica muy bien, dice: “Compartir es un término que en innovación es bastante contradictorio, porque compartir no quiere decir dividir, quiere decir justo multiplicar”. Eso nos hace volver a la idea de alianzas, sobre conexión de las personas.

CM. En el ecosistema del emprendimiento ya se trabaja de esa manera, un ejemplo es el TheCircularLab que habéis impulsado desde Ecoembes.

TheCircularLab es un espacio que está funcionando como catalizador de cambios y permite que avancemos más rápido la hoja de ruta en la que como sociedad tenemos que avanzar hacia una economía más circular. Queremos dar un salto cualitativo en el sector del reciclaje, transformacional, que abarque toda la cadena de valor, desde el ecodiseño hasta el upcycling.

Un año después, el balance es más que positivo: empezamos con apenas 20 proyectos; hoy son 165 iniciativas las que se están desarrollando y hemos lanzado empresas tras incubarlas. TheCircularLab es también un espacio abierto en el que sumamos a universidades, centros tecnológicos, emprendedores y grandes empresas a la tarea de buscar soluciones innovadoras, que toma la ciudad como banco de pruebas. Un espacio para la disrupción, donde experimentamos con drones, diseñamos un cubo de basura inteligente, o ideamos el envase del futuro, experimentos enfocados a que los cambios que necesitamos sucedan a mayor velocidad. Colaboración, flexibilidad, ilusión y ambición son algunos de los adjetivos que mejor describen la atmósfera de trabajo de este centro.

CM. En ese sentido, el ciudadano es quien quiere hacer cosas y a quien acude es a su municipio. 

Desde Ecoembes lo tenemos muy claro. Si tenemos 20 años de vida es en parte por la implicación y la cercanía con el mundo local.

CG. Habéis hecho un trabajo extraordinario en sensibilización e implementación a nivel local.

OM. No habría sido posible sin ellos. Con muchas cosas que mejorar, pero lo hemos visto y hemos crecido de la mano de los 8.125 ayuntamientos con los que colaboramos. La Declaración de Sevilla por la Economía Circular es un ejemplo: un acuerdo unánime independientemente del color político para apostar por una Economía Circular desde la Administración Local. Con el ciudadano en el centro, pero desde el mundo local.

CM. Me gustaría que hicierais una valoración global sobre el estado de la innovación en España. Según una encuesta que habéis elaborado en COTEC señalabais que hay una percepción positiva hacia la innovación, pero ¿qué se está haciendo en España en términos de innovación?

CG. España tiene la dificultad de convertir el potencial científico en potencial económico. La investigación tiene que conseguir impactar en la vida de las personas y el camino para ello es la innovación. Hay que innovar de una manera más eficiente.

OM. Estamos hablando de una innovación necesaria, práctica y enfocada a la sociedad, y sobre todo al medio ambiente.

CM. Vosotros siempre decís que todavía no existe el envase del futuro, que lo estáis inventando, que de momento es una incógnita… Esto nos lleva a la importancia de conectar la investigación con objetivos reales, concretos. 

Si, TheCircularLab lleva sólo un año, y nos ha demostrado que si focalizas tus esfuerzos de innovación, la capacidad de crecimiento es brutal. 

Y conocimiento, muchas veces hay resultados científicos que ya están, hay que conectarlos de alguna manera. Innovar también es conectar conocimiento de una manera distinta, y hay ahí una gran oportunidad. 

Nosotros hemos visto en el espacio de Emprendimiento de TheCircularLab cómo han multiplicado exponencialmente los proyectos cuando les hemos sentado desde distintos sectores. Por ejemplo, nunca pensé que iba a tener ingenieros de telecomunicaciones en Ecoembes. 

CG. Creo que al final también faltan ejemplos, que la gente los viva y los entienda bien. Un ejemplo muy bueno es el deporte: igual que hacer deporte es bueno, practicar la innovación es bueno, te hace sentir bien.

Eso es cierto, y además si la gente siente que innova, aporta más. Lo vemos en Ecoembes, tenemos un programa de intra-emprendimiento, IDEA y cuando lo lanzamos teníamos muchas dudas de si todo el mundo iba a colaborar. Con una plantilla de 135, se presentaron 140 ideas. Hemos visto que cuando a la gente le hemos dicho “trae tus ideas, que la compañía las va a aplicar”, el ambiente es mucho más positivo y productivo. Desde el mundo empresarial tenemos gran parte de responsabilidad de promover la innovación como una herramienta, y para ello necesitamos plataformas como COTEC. 

Efectivamente, la innovación requiere complicidad para poder implementar. Si no hay complicidad de los agentes, es muy difícil que haya avances. 

Para cerrar, ¿Cómo os gustaría imaginaros el mundo en el 2030?

A mí me gustaría que dentro de 15 años podamos hacer un balance positivo de la Agenda 2030 y estemos en condiciones de ampliar nuestros horizontes. Vivamos en un mundo más justo e inclusivo, en el que se evidencie el impacto positivo, incuestionable, que tiene la innovación en la sociedad y el planeta. Con ciudadanos que hayan reactivado su espíritu crítico y se hayan reconectado a su entorno. Una sociedad con acceso a información veraz, donde la transparencia no sea una excepción. Un 2030 donde contemos con una sociedad dispuesta a aportar más, a ser capaz de decir: “yo también puedo, yo también quiero aportar”.

El futuro me parece impredecible, pero soy positiva y creo que en 2030 estaremos impregnados de los mejores valores de la especie humana: empatía, compromiso, solidaridad… Creo que estaremos más abiertos y tendremos una educación más multicultural y donde espero que los jóvenes realmente abracen ese cambio basado en lo mejor de la persona.

OM. Me gustaría imaginarme un 2030 con ciudades que tienen un aire mucho más limpio, naturaleza y océanos sin basura, personas que aman el medio ambiente, con conciencia de su impacto global y con respeto de lo local, una sociedad con productos de consumo más sostenibles, mínimo desperdicio, tecnología al servicio del planeta, líderes que no conciban el éxito sin un claro propósito ambiental y social. En ese sentido, ya lo decía Peter Drucker, tenemos la mejor manera de crear el futuro, que es precisamente creándolo. Empecemos ya desde el presente y creemos ese futuro.